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Internet y Manipulación

191 SEBASTIAN

La red se ha transformado hoy con demasiada frecuencia en una suerte de patio de cotillas cuando no en una herramienta de desinformación que parece claramente manipulada. Un objetivo de esa manipulación se ha centrado en la masonería convirtiéndola en el mismísimo origen de todos los males del mundo. Exactamente igual que con Franco. Como si la historia no hubiese servido de nada.
Es sabido que la masonería ha sido siempre perseguida en todos los países con gobiernos dictatoriales. Desde el nazismo o nuestro franquismo, hasta el estalinismo ruso o el castrista, bien sea desde la derecha o la izquierda, lo cierto es que el pensamiento liberal y avanzado de la masonería siempre ha sido considerado un peligro por los totalitarismos que, por todos los medios a su alcance, - y tenían muchos- elaboraron sofisticados programas propagandísticos para desacreditar a la masonería y culpar a los masones de todos los males habidos y por haber. Es decir, lo que hoy defienden determinadas teorías de la conspiración con métodos de propaganda de otras épocas.
La situación en España fue ejemplar en este sentido. Durante cuarenta años la dictadura franquista se esforzó en esta batalla de descrédito- recordemos el famoso eslogan de “la conjura judeo-masónica”- y, lo sorprendente, es que aun hoy, en la era de la información, hay ciudadanos que “compran” la propaganda franquista. Es cierto que cada vez son menos los desinformados, pero en la red hay todavía bastiones que han mutado de fascistas a conspiranoicos y que todavía hoy divulgan terribles conjuras amañadas por tenebrosos y malvados masones del mismo modo que hizo el mismísimo Franco. Muchas personas ignoran que el generalísimo Franco publicó en 1952 un libro titulado Masonería con el seudónimo de Jakin Boor y que era una recopilación de artículos que ya había publicado por entregas en el diario fascista “Arriba”. En él, se volcaban sobre la masonería terribles acusaciones. Algunas de ellas eran simples y llanas mentiras, otras adulteraciones intencionadas y otras, solemnes estupideces. Este libro de Franco, mejor llamarlo libelo, es el antecedente y la base de las “teorías” conspiranoicas de la red respecto a la masonería.

El odio del “Generalísimo” a la masonería era de sobras conocido. Se cuenta que Franco solicitó su ingreso a la masonería- nada extraño pues muchos militares de alto grado eran entonces masones- pero fue rechazado. Esto y sus enfrentamientos con su hermano Ramón que sí era masón, lo llevaron a albergar un odio y un rencor enormes hacia la masonería. Obviamente no quedaron rastros ni de la solicitud ni del rechazo a su ingreso pues Franco, ya en el poder, mandó eliminarlos. Además, el apoyo de la iglesia católica al alzamiento militar y, posteriormente, al Movimiento, convirtió a la masonería en un peligro común que unió aun más ambos poderes. Otra curiosidad, Jakin, el nombre del seudónimo que utilizó, es el nombre que los masones utilizan para nombrar una de las dos columnas de entrada al templo. Tal era la obsesión de Franco con esta institución cuya base histórica se hunde en el tiempo aunque su pasado más reciente se halla en las cofradías de constructores medievales.

No todo es lo que parece

Es bien sabido que si juntas aquello de “si repites una mentira hasta la saciedad alguien acaba creyéndola” junto a la de “difama que algo queda” siempre habrá personas lo suficientemente ingenuas, ignorantes o estúpidas que terminarán por creer cualquier cosa. Esto pasa con la masonería, pero tal vez con recordar a algunos grandes personajes de la historia que fueron masones sea suficiente para resumir que la masonería es la última escuela de filosofía antigua que cultiva el pensamiento. Obviamente la masonería ha sufrido los mismos avatares que cualquier otra institución humana y, por tanto, está rodeada de luces y sombras. Del mismo modo la masonería no es un “cuerpo” ni único ni unificado. Si bien hay un tronco común, las distintas obediencias masónicas a veces divergen en asuntos tan importantes como el que algunas son profundamente ateas y otras creen en la existencia de un ser superior- Gran Arquitecto lo llaman. He aquí una pequeña lista de algunos de esos “terribles” masones: Mozart, Beethoven, Goethe, Martin Luther King, Nelson Mandela, Alexander Fleming, Mohandas Ghandi, George Washington, Neil Amstrong, Isaac Peral, Santiago Ramón y Cajal, Simón Bolivar, Charles Dickens, Leon Tolstoi, Mark Twain, Vicente Blasco Ibáñez, Antonio Machado, Sigmund Freud, Paganini, Champollion, Benjamín Franklin, etc, etc… además de 24 Premios Nobel de distintas áreas entre una larga lista en la que hemos dejado fuera otros 200 personajes ilustres.
Si sobre un tema como este tan fácil de lograr información veraz, la “desinformación” es tan potente y activa en la red, me pregunto si sobre otros temas más complejos y sensibles la desinformación y la manipulación no serán aun más activas sobre todo si parten de fuentes que, precisamente, parecen pretender sacar a la luz “conspiraciones” y “secretos”.
Ya Maquiavelo en El Príncipe explicó que cualquier conspiración debe empezar acusando a otros de conspiradores.

COLABORADORES Revista Verdemente