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Entrevista a Agustín Paniker

Entrevista a Agustín Paniker

Editor autodidacta y estudioso del “continente índico”

- Entrevista: Mar Gallego Garcia-

Editor autodidacta, estudioso y especialistas de las religiones del mundo. Agustín Paniker es un gran conocedor del “continente indico”. A través de la editorial Kairós ha ayudado a difundir en castellano las filosofías y religiones orientales. Su pasión por los viajes le ha ayudado a tener esa perspectiva universal de la espiritualidad y las sociedades, ayudando a proyectos de educación de niños y niñas necesitados en la India.

204 ENTREVISTA AGUSTINMar Gallego: Como estudioso de las sociedades orientales y conocedor de las religiones del mundo ¿se puede decir que las religiones son resultado de las sociedades o son las sociedades las que articulan la religiosidad?

Serge Peyrot: ¡Ambas! De hecho, no veo muy clara la diferencia en la pregunta. Por supuesto, han sido las sociedades humanas las que han creado las religiones (¿cómo podría ser de otra forma?), pero precisamente porque han sentido la necesidad de articular una esfera que podemos llamar religiosa (una esfera que hilvana un sinfín de aspectos, desde el ritual, la moral, la gastronomía, la educación, el arte, la política, la música, la sexualidad, la mística… y me detengo ya) y un sentimiento quizá más íntimo y personal que ha sido llamado espiritual, místico o trascendente. Ocurre que esos conceptos (religión, religiosidad, espiritualidad) son tan amplios y tan distintos para cada cual que se hace difícil definir qué diantre son.

M.G.G.: ¿La espiritualidad es inherente en el hombre, o puede el hombre existir sin espiritualidad?

S.P.: El hombre –y la mujer– es spiritualis, lo mismo que religiosus (para quien quiera diferenciar entre ambas), o que faber, loquens, symbolicus… y hasta dicen que sapiens. Bromas aparte, las dos primeras manifestaciones específicas de homo sapiens (lo que lo distingue de sus antepasados o de nuestros hermanos los bonobos y los chimpancés), son la sepultura y la pintura, es decir, ámbitos que automáticamente asociamos al mundo religioso y simbólico: la muerte, la trascendencia, el ritual, el trance… Ser humano es, por tanto, ser religioso. Todavía está por descubrir una sociedad sin eso que –más allá de como queramos definirlo– cualquier antropólogo califica de "religión". Esa capacidad de trascender nuestro pequeño "yo" y abrirse a un nuevo universo de relaciones suele constituir el núcleo de lo que llamamos "espiritualidad". Por tanto, está tan imbricado con lo humano y es constituyente de lo "humano" como, por caso, el lenguaje o la música. Incluso los hoy llamados “no-creyentes” se sorprenderían de ver hasta qué punto su vida está entretejida con mitos, ritos y creencias que, tras su aparente secularidad, amagan un claro ethos religioso (pienso en el consumismo, en la política o en el deporte, por ejemplo). Son equivalentes funcionales.

M.G.G.: En tu libro El sueño de Sithala planteas que el hombre es un “homo spiritualis”, como tal, ¿qué aspectos comunes observas entre todas las religiones?

S.P.: Una generalización de este tipo no tiene mucho sentido. Obviamente, muchas religiones comparten mitos, ritos o textos (a veces prestados, otras plagiados, muchas veces impuestos…), pero de la misma forma que las músicas tienen aspectos comunes entre sí (melódicos, instrumentales, rítmicos, rituales…) sin tener por ello que reducir la religión o la música a ninguna unidad trascendente. Existen infinitas variables y variedades de religiones. Y creo que es tan terapéutico reconocer sus diferencias como, por otro lado, admirar sus convergencias y similitudes (éticas, rituales, místicas, etcétera). Precisamente porque las religiones son expresiones de las sociedades, en su nombre se han realizado maravillas (joyas de sabiduría, piezas de arte inigualables, modelos de compasión…) como las vilezas más ruines (guerras santas, atentados suicidas, inquisiciones, destrucción de poblaciones…).

M.G.G.: En los últimos años existe un interés por las tradiciones espirituales y religiosas orientales en el mundo occidental ¿se puede entender como moda o una nueva búsqueda?

S.P.: La verdad es que el interés por Oriente viene… ¡de tiempos de los griegos! En cualquier caso, el interés contemporáneo lleva bastantes décadas en marcha. Por lo menos desde hace 50 años. Tildarlo todavía de "moda" dice más de quien así lo cree que otra cosa. Las formas de meditación budista (zen, vipassana, mahamudra, dzogchén…), los distintos yogas hindúes y técnicas chinas de canalizar la energía (qigong, taichi…), los masajes, las medicinas tradicionales de China o India, el interés por los mantras o las imágenes del Buda, los textos del hinduismo, el budismo o el taoísmo, y un largo etcétera, todo eso lleva muchas décadas abriéndose paso en lo que llamamos Occidente (por cierto, que no sé muy bien qué es, ni cuáles son sus límites o lo que lo caracteriza). No se trata de una "nueva" búsqueda porque el anhelo por la trascendencia o por cosmovisiones y prácticas que den plenitud a la vida es tan antiguo como la humanidad. Lo que sí sucede es que las personas que se interesan por la espiritualidad de origen asiático "escogen" sus creencias y prácticas (y no las "heredan", como en una sociedad más tradicional). Y ello tiene sus riesgos (el superficialismo y la predisposición a ser pasto para caraduras y charlatanes, que los hay, y no pocos), lo mismo que sus ventajas (otorgar mayor hondura a su vida, cosa que la dimensión esencialmente práctica de la religiosidad de origen asiático favorece). Valga decir, no obstante, que las tradiciones llamadas orientales son ya un encuentro entre prácticas, ideas y cosmovisiones de origen asiático con ideas y formas occidentales. La hibridación –como siempre– sigue su curso.

M.G.G.: Has publicado como editor gran cantidad de libros de Krishnamurti, dando a conocer sus escritos en lengua castellana. Krishnamurti proclama que el hombre debe transcender y dejar la individualidad. En el mundo occidental en la situación actual, con la defensa ideológica del individuo nietzcshiano, ¿Lo consideras factible?
S.P.
: Lo que el ser humano debe trascender, según yo entiendo la cuestión, es su fantasía de individualidad; la falacia del "ego". Ojo: el ego es necesario para vivir y desenvolverse en este mundo. El problema es la sensación y percepción de sentirse separado, escindido y alienado. Esa dualidad entre "yo" y el mundo es lo que Krishnamurti y muchas tradiciones asiáticas llaman "ignorancia": el desconocimiento de la absoluta interdependencia e interrelación de todo con todo. Ocurre que en la sociedad tan dualista e individualista como la contemporánea (y no sólo pienso en Occidente) esta manera de estar en el mundo se me antoja colectivamente poco factible. Nos encontramos en las antípodas de lo que Krishnamurti proponía. Paradójicamente, al mismo tiempo parecen haber más "individuos" que perciben la fisura y buscan la manera de suturarla.

M.G.G.: La no dualidad (advaita) que promueve Krishnamurti y su pensamiento sobre que la transcendencia llega cada uno a través de su propio camino ¿te ha influido en la forma de entender las religiones y la espiritualidad?

S.P.: Yo tengo un abordaje sobre el fenómeno religioso digamos que "antropológico". Me fascina el fenómeno en sí. Pero en lo que concierne a mi propio mundo espiritual, sin duda las tradiciones advaíticas, como Krishnamurti, muchas formas budistas, el shivaísmo no-dual, el Vedanta, las Upanishads, la tradición taoísta, y un largo etcétera, me han influido mucho. También tradiciones menos advaíticas (ya que las filosofías no-duales rozan por momentos el absolutismo), como el jainismo, algunas corrientes cristianas, los distintos modos de chamanismos, la filosofía Samkhya, etcétera. Yo acepto una pluralidad de caminos que no necesariamente llevan a una misma meta. Y esa visión pluralista permea mi manera de entender el fenómeno religioso.

204 ENTREVISTA AGUSTIN1M.G.G.: La diversidad en la India es palpable en todos sus aspectos (religiosos, sociales, económicos…) ¿esta puede ser también la raíz de su desigualdad? ¿Crees que la desigualdades como la de genero o racial podrán mitigarse?

S.P.: Hay que reconocer los esfuerzos que está haciendo la sociedad india en corregir sus tremendas formas de desigualdad, como las que has mencionado de género o raza, a las que habría que añadir las de clase y casta, por ejemplo. Desde hace décadas la India ha desarrollado el programa de discriminación positiva para grupos históricamente desfavorecidos más grande del mundo. Dicho lo cual, hay que admitir que el trecho que queda por recorrer es todavía inmenso, en especial en lo que problemas de género se refiere. Hay que decir, no obstante, que la India distingue la desigualdad de la injusticia, que no son lo mismo. Para la India la desigualdad (entendida más como diversidad y jerarquía) forma parte del orden de las cosas. El quid es que la diferencia (pensemos que en la India vive más gente que en todo África, o que en las Américas) no conlleve una forma de opresión o injusticia, y eso es lo que está decidida a combatir. Al menos, una parte de su sociedad.

M.G.G.: En tu libro La Sociedad de Castas se observa que el sistema de castas sobrevive a la modernidad. ¿A qué se puede deber esto?

S.P.: La casta (y puede que hayan unas 4 o 5 mil) es un marcador de la identidad; como la lengua, la clase social (no confundirlas, por favor), la religión o la secta. Las personas no quieren renunciar a su casta porque crecen en ella, se casan en ella y la casta les otorga no pocos aspectos de la cultura (se parece a un grupo étnico), si bien las castas hoy han perdido muchos de sus componentes rituales clásicos (precisamente, los más opresivos). Además, la casta es muy dinámica; no es algo rígido; de forma que también se adapta al contexto democrático como lobby político, como asociación y hasta partido político. Por ello, aunque la modernidad haya trastocado los cimientos económicos de la casta, los identitarios y los políticos siguen presentes. La casta se adapta al siglo XXI.

M.G.G.: ¿En el mundo actual cada vez más globalizado crees que esta estructura podrá mantenerse o tendera a desaparecer? 

S.P.: Los aspectos más opresivos de la casta sin duda tienden a desaparecer. Obviamente, esto no va a suceder de un plumazo (¡que se lo pregunten a un dalit o intocable!), pero si miramos el asunto diacrónicamente veremos que en los últimos cien años muchos aspectos de la casta han quedado relegados a un segundo plano (o a determinados contextos). El capitalismo tiene el potencial de dinamitar la casta. Pero, como decíamos, esta transmuta bajo formas politizadas y bajo cierta etnicización. En este sentido, la casta perdurará junto a otras formas de identidad. Más cuando el gobierno establece políticas de discriminación positiva en virtud del nacimiento en una casta u otra.

M.G.G.: ¿Por qué crees que las castas tienen una connotación tan negativa en occidente?

S.P.: Porque la casta posee un lado oscuro que aterra en Occidente: justifica religiosa y políticamente la jerarquía, la opresión y la exclusión. Ocurre que Occidente confunde "casta" y "clase" y suele proyectar sus propias fobias y miedos. No hace falta ir muy lejos para captar ese lado oscuro de la casta. Tiene un paralelo idéntico en Europa: la esencialización (dotar a una comunidad de una esencia invisible) y la exclusión de un pueblo como el gitano (al que dedico un capítulo entero en mi libro). Los prejuicios y las formas de exclusión con los gitanos en Europa son tristemente parecidas a las que se dan en India con los dalits o intocables.

M.G.G.: ¿Qué proyectos próximos tienes en mente?

S.P.: Estoy acabando un libro de introducción al budismo. Llevo varios años impartiendo cursos de historia y pensamiento budista en diversos másters universitarios. Ese embrión ha ido dando forma a un texto didáctico y asequible sobre este fascinante cúmulo de tradiciones, primero de origen índico, luego asiáticas, y ahora ya mundiales.

ACERCA DE AGUSTÍN PANIKER

Nació en Barcelona en 1959, coincidiendo con el santo de su padre. Inició los estudios de Antropología en la Universidad de Barcelona, pero pronto entró a trabajar en la Editorial Kairós, fundada por su padre en la década de los sesenta del siglo pasado. Marchó a Londres y a México a trabajar, después volvió a la Editorial Kairós, que compaginó con otros proyectos en la radio y publicaciones.
Viajar alrededor del mundo le dio una visión universal de religión y las sociedades, llegando a colaborar con revistas de viajes y otras publicaciones especializadas. Es profesor de Master de varias asignaturas en la Universidad de Barcelona Participa en gran cantidad de encuentros y simposium de religión y espiritualidad e incluso ha trabajo como asesor a instituciones oficiales en relación a la sociedad surasiática.
Es presidente de la fundación Ramuni Paniker Trust dedicada a la ayuda de la educación de niños y niñas de la India e intercambios culturales con España.

www.agustinaniker.com
www.editorialkairos.com

Mar Gallego García

Revista VerdeMente

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