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Viaje hacia el sonido

242 CHEMACada año, al llegar el duro invierno, preparo la mochila y cojo los vuelos que surcan los cielos de Oriente. Este viaje será distinto: preparo los vuelos uno a uno, sin atarme a fechas de vuelta, ni rutas, ni fechas. El viaje como movimiento, como trayecto que se recorre, ha sido en mi vida un aliciente, una forma de aligerar el peso vital de costumbres, rutinas y relaciones, a la vez útil para refrescar la mirada.
El objetivo es siempre el mismo: escoger instrumentos desde la perspectiva de la mística, o lo que es lo mismo, buscar esos sonidos que consiguen parar nuestra mente y desde ahí, poder vislumbrar partes más profundas del ser.
La primera parada del viaje es Estambul. Allí me detengo pues la mística sufí emplea tanto la música como la danza para llegar a una conexión directa con lo innombrable. Sus instrumentos son básicamente dos: El Ney, una flauta de caña que ha de contar con nueve nudos, según dicta la tradición, y el Bhendir, un pandero que se tañe con ambas manos. Gracias a la simpleza de estos dos instrumentos - cuya técnica musical del Ney es por otro lado muy compleja – y una atención atenta del oyente, se logra esa unión de tierra/tambor y cielo/flauta, que se materializa cuando el danzante sufí gira en ese espacio infinito que une los elementos como partes del UNO.

DE LA CUMBRE A LAS DUNAS
De allí vuelo a Nepal, una antigua cultura que como la tibetana, está insertada entre las cumbres más altas del mundo. A Katmandú llegaron en los años sesenta los primeros cuencos tibetanos que, ante su gran demanda, ha propiciado que esta ciudad sea hoy en día la capital de este instrumento. También hay que decir que muchos comerciantes ofrecen calidades que no corresponden al precio que piden.
Aterrizar en New Delhi significa que voy a introducirme en una de las ciudades más contaminadas del planeta. India y su presidente Modi, camina hoy por derroteros donde prima más la exaltación de los sentimientos de bandera y su religión hinduista, que atajar el desfase ecológico que sufre, o resolver problemas como la discriminación racial que padecen el resto de las culturas, fundamentalmente la musulmana.
Cuando comenzaba a viajar hace ya casi treinta años, recuerdo que mi amigo Robert me descubrió el mundo del metal. El compraba estatuas de bronce en el bullicioso Old Delhi. Con él aprendí a valorar las distintas aleaciones con las que se fabricaban, así como lo que dichas figuras representan en el panteón hindú: la danza cósmica de Shiva Nataraya, Ghanés y su fuerza para liberar obstáculos, o Sarasvati y el poder de las artes para desarrollar el camino espiritual.
Ahora recorro sus estrechas calles buscando instrumentos como el Armonio y el Sruti box, ambos procedentes de la familia del acordeón europeo y que se han usado para cantos devocionales o Khirtans. Curiosamente emprenden hoy el viaje de vuelta a Europa para convertirse en útiles instrumentos para apoyar la voz y desbloquear su expresividad, repleta de temores y vergüenzas.
Viajo ahora en tren hacia las llanuras de Rajasthan, donde el desierto del Thar ocupa una gran parte de su territorio. Allí se encuentra Pushkar y su lago sagrado, que alberga uno de los dos templos que India dedica a Brahma, por lo que es visitado por multitud de creyentes diariamente. Cada atardecer, en una de las escalinatas del lago, Ganesha Sornaki, más conocido como Goto, percute el Nagara, un instrumento que consta de dos tambores metálicos con piel, percutidos con baquetas de madera.
Es en ese momento mágico, cuando los babas o santones místicos que moran alrededor del lago tañen sus campanas y caracolas mientras multitud de peregrinos toman su último baño.
Goto aumenta el ritmo del Nagara, hasta crearse un momento de éxtasis cuando se esconde el astro.

EN LAS ISLAS DEL PACÍFICO
El último destino de este viaje es Bali, una pequeña isla de las 12.012 que forma Indonesia. Bali es especial, pues tiene su propia religión, una variante del hinduismo muy singular que contrasta con el resto de las islas musulmanas o animistas.
Allí se concentra una de comunidades de artesanos mejores del mundo. Dominan la talla de la madera, que traducen en muebles y estatuas, así como el cincelado del metal acústico. Se han encontrado gongs de bronce datados 1.300 a.c., que al igual que China, comparte las primeras dataciones de este instrumento.
Desde allí copilo una variante de instrumentos que van desde tambores y campanas hasta palos de lluvia, tambores oceánicos o xilofones, pasando por arpas de boca, y un largo etc.
El viaje toca a su fin y la mochila está llena de nuevas experiencias e instrumentos que espero poder compartir.
Chema Pascual 

COLABORADORES Revista Verdemente