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Frecuencias, Armónicos, Sonidos...

251 RITUALEstoy sentado frente al mar. Me gusta escuchar el hipnótico sonido del vaivén de las olas. Me fijo en el momento que van a romper y sigo ese movimiento circular que los surfistas llaman el tubo. Parece que el mar entero se desplaza hasta la playa, pero sé que es una ilusión, que sólo una pequeña parte del agua se mueve apenas unos metros, empujando a otras partículas para prolongar el movimiento ad-infinitum. Repetición rítmica de un suceso, de una historia que contar.

PULSA PARA OIR EL SONIDO OLAS DE MAR

Observar el ritmo continuo del oleaje nos sirve también para entender visualmente lo que sería el sonido. Imaginemos que la ola está formada por piezas de dominó a las que se pudiera agregar un resorte para que se pusieran en pie nada más caer. Al empujar la primera ficha irán cayendo progresivamente las demás, pero sin trasladarse. Al igual que la ola, en la onda sonora no hay ninguna traslación de partículas, sino una fuerza que empuja una partícula contra otra.

La cantidad de vibraciones (olas) en un segundo sería la frecuencia. Si escuchamos un diapasón en la frecuencia 432 Hz, por ejemplo, quiere decir que habría 432 ondas (olas) en un segundo. Cuantas más ondas por segundo, más corto será su tamaño y, por tanto, más agudo el sonido. Con menos ondas estas serán más largas, o sea, más graves.

Bañarnos o hacer surf entre el vaivén de las olas es un placer estimulante. Pero a diferencia de las olas del mar que mojan y refrescan nuestra piel, las ondas sonoras tienen la capacidad de atravesar nuestro cuerpo, todo nuestro sistema celular. Algunas partes ofrecerán más resistencia, como los huesos, y otras menos, como las vísceras, pero usando distintas frecuencias - más altas o rápidas para zonas duras, mas bajas o lentas para blandas – podemos afinar elementos de nuestro cuerpo desordenado.

RESONAR

Hablemos ahora del principio de resonancia. En primer lugar, sabemos que toda materia tiene su propia frecuencia de resonancia o vibración natural. El principio de resonancia, o vibración por simpatía, es la capacidad que tiene una vibración de transmitirse, llegar a otro cuerpo y hacerlo vibrar en su misma frecuencia.

Un ejemplo muy claro sería cuando dos personas se cogen de la muñeca tomándose mutuamente el pulso. Se comprobará fácilmente que a los poco minutos los dos pulsos se sincronizan. De igual forma, cuando dos diapasones vibran a la misma frecuencia, al activar uno de ellos hace que el otro comience a vibrar por simpatía. Este es el principio de resonancia.

SONOTERAPIA O TERAPIA DEL SONIDO

Este principio podemos transmitirlo al uso terapéutico con instrumentos holísticos si tenemos unos pequeños conocimientos de frecuencias. En sonoterapia, son muy usadas las frecuencias que están dentro de una escala en la que la nota LA, está afinada en 432Hz en vez de 440Hz. Esta escala es conocida como escala solffegio. Se experimenta con esta afinación una sonoridad difícil de detectar con el oído, pero sí con el cuerpo y mente. Es una frecuencia más holística y natural, basada en antiguas escalas usadas en el canto gregoriano medieval.

El uso de instrumentos que se basan en la vibración que producen, como son los cuencos tibetanos y de cuarzo, gongs o tambores chamánicos, son herramientas útiles y amables para ordenar y armonizar el sistema celular. Trabajan con las frecuencias holísticas y, sobre todo, con sus armónicos. Ya hemos explicado en otras ocasiones el poder que tienen estos sonidos para ordenar nuestro sistema celular y parar el infinito ruido mental.

ARMONIZADORES DE CHACRAS Y PLANETARIOS

Usando ese mismo principio de resonancia, se han creado los armonizadores sonoros. Se trata de barras de acero afinadas que flotan sobre una madera porosa, gracias a unos finos hilos que la sujetan. Al ser golpeado el metal con una baqueta de madera, el sonido y la vibración perdura en el tiempo y, según el principio de resonancia ya explicado, hará que el chacra pueda restaurar su afinación original.

En el caso de los armonizadores planetarios, los efectos son más sutiles e intentan acercarnos a la simbología astral de los distintos planetas y satélites de nuestro sistema solar.

DIAPASONES

Los diapasones son otra herramienta útil para afinar nuestro cuerpo. Existen por un lado los diapasones de horquilla normales, que están afinados a distintas frecuencias y que tienen más incidencia en el campo sutil de nuestro campo vibratorio. Al golpearlos y hacerlos vibrar, se pasan alrededor del cuerpo para que el aura se restaure y armonice con la frecuencia que estemos trabajando.

Hay también diapasones con pesas. Estos se colocan con la base de la horquilla en la zona del cuerpo que se quiera afinar. Hay una gran variedad de frecuencias para trabajar con distintas partes y frecuencias del cuerpo. Los más conocidos son los diapasones Om afinado en 136 Hz.

Chema Pascual

COLABORADORES Revista Verdemente