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La esencia que somos

221 ILUS DANIEL

 

Qué es y cómo reconectar con ella
En muchas ocasiones, hablar sobre crecimiento personal implica hablar también de la “esencia” que somos. En el anterior artículo, afirmamos que la esencia es algo que está más allá de nuestro cuerpo, de nuestras emociones, de nuestros sentimientos o de nuestras acciones.
Ahora bien, ¿qué es exactamente la esencia?
Y la pregunta más importante, ¿podemos conectar con ella?
El VERDADERO SIGNIFICADO DE ESENCIA
Si tuviésemos que definir la palabra “esencia”, podríamos decir que es “aquello que está en uno/a mismo/a y que es lo único que no varía, que no se mueve”. Para comprender su importancia en el camino del crecimiento interior, vamos a explicar qué papel desempeña en nuestra Vida.
Si nos detenemos unos segundos, veremos que en la Vida existen dos películas. Una película es externa y está en constante movimiento. Se trata de las circunstancias de vida que tenemos enfrente, del ritmo de la vida que nunca se detiene.
Pero, a la vez, existe otra película interna que también está en constante movimiento. Los pensamientos, por ejemplo, vienen y van sin posibilidad de detenerlos; nuestras emociones parecen una montaña rusa, a veces en caída libre; y tampoco las sensaciones del cuerpo físico son nunca las mismas.
Con este telón de fondo, entenderemos que la esencia es la única parte que siempre está calmada. Es como si fuese el espacio en el que se produce la obra de teatro que se está representando. Cuando nos conectamos con ella, la esencia nos permite vivir conscientemente aquello que nos ocurre. Nos convertimos en espectadores conscientes de la experiencia de vida, pero, a la vez, actores de la respuesta que damos. No se trata de un espectador pasivo, sino de un espectador que es consciente de ser.
En este sentido, las ideas pueden ir cambiando, pero la esencia que somos continúa en el mismo sitio. Los sentimientos pueden variar, así como las sensaciones, pero nuestra conciencia de ser ese espacio interior de vida sigue inalterable.
CAMBIAR EL PUNTO DE MIRA
Esta sutil diferencia entre ser espectador activo y experimentar pasivamente lo vivido como si eso fuera mi “yo”, es difícil de valorar en la sociedad que vivimos. Parece que existe una ley no escrita que nos obliga a poner todo el foco de atención en el exterior, perdiéndonos así la conciencia del yo que soy, alejando la atención de lo verdaderamente importante: el yo consciente.
El cambio reside en poner el foco de interés en uno/a mismo/a. Eso permite que nuestra cotidianidad se transforme y, con ella, nuestro bienestar interior. A partir de entonces, poco importa lo que ocurra fuera, pues lo importante ya está ocurriendo: soy.
Una de las dificultades que encontramos cuando intentamos poner el foco en nosotros/as mismos es identificarnos con un “personaje o rol” que nos hemos creado inconscientemente. Todo fluye de forma mecánica y no hay nada permanente que siempre esté y que nos permita vivir la vida con consciencia. Somos el personaje que siente y hace, y nosotros vamos detrás de él como si fuéramos marionetas.
Afortunadamente, esta situación puede romperse cuando conectamos con nuestra esencia: todo rol se desmorona de forma natural. Eso es lo que nos permitirá empezar a vivir la vida, y dejar de ser vividos/as por la vida.
PASOS PARA APROXIMARSE A LA ESENCIA
Sin lugar a duda, el primer paso de este proceso es comprobar que somos como “máquinas”: actuamos de forma mecánica y sin conciencia. Muchas veces, por ejemplo, nos enfadamos o nos preocupamos sin haberlo decidido previamente, y esa es una acción mecánica.
Curiosamente, cuando nos damos cuenta de ello, empezamos a dejar de ser máquinas y descubrimos en la Vida múltiples lecciones por aprender. Eso es así porque en la Vida se dan todas las lecciones que necesitamos aprender, en todo momento. Aprovecharlas, o no, depende de nosotros mismos. Pero, para ello, es importante ser conscientes de lo que vivimos en lugar de ir con el piloto automático.
El segundo paso es decidir saciar la sed interior y convertir todo lugar en un espacio de autoconocimiento. El despertar interior nos enseña que cualquier espacio de nuestra Vida puede usarse como un espacio para descubrirnos y ser: no hay lugares sagrados y lugares profanos. Es decir, invitamos a que el trabajo interior se produzca en todos los espacios concretos dónde estamos viviendo. Sino vivimos conscientemente en el lugar donde estamos, ¿dónde lo haremos? Hay una única vida, que es la que estamos viviendo ahora mismo. El tercer paso es convertir todos los momentos de nuestra vida en un espacio de crecimiento personal. No solo cualquier lugar, sino todos los momentos. Nada ocurre fuera de nuestra vida, ¡pues usemos todo para crecer! Solo nos hace falta ser conscientes del momento en el que vivimos: aquí y ahora. Todos los escenarios y momentos nos dan una oportunidad maravillosa para crecer interiormente, por eso, ¡aprovechémoslos!
DISFRUTAR DEL VIAJE
Intentar conectar con nuestra esencia no debe concebirse como una obligación o una promesa que nos hacemos a nosotros/as mismos/as (eso sería parte del personaje), sino que debe ser fruto de la amorosa decisión de descubrirnos.
Y, cuando esta se dé, debemos entender que vamos a emprender un viaje apasionante y gozoso hacia nuestro interior. Al concebirlo como placentero, podremos encontrar y aplicar herramientas útiles para descubrirnos. Como suele decirse: no podemos disfrutar de la meta si antes no hemos disfrutado del viaje.

 

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