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La Navidad recordada

218 MONTSESe acerca la Navidad. Esta palabra procede del latín nativitas y significa nacimiento. Los cristianos celebran en estas fechas el nacimiento de Jesús, aunque alrededor de esas mismas fechas ya se celebraba mucho antes el Nacimiento del Sol, justo después del solsticio de invierno (21 de diciembre) cuando la luz del sol comienza a aumentar. Por tanto la Navidad es en realidad una celebración del nacer. Ahora bien, sabiendo que el sufrimiento acompaña la vida ¿qué es lo que celebramos con el nacimiento? Antes de dar una respuesta hagamos un pequeño recorrido por el significado de nacer, vivir y morir.

Nuestra sociedad tiende a celebrar el nacimiento, tratar de alargar la vida y esconder la muerte. Sin embargo, existen culturas, como el hinduismo, en las que la muerte está mucho más presente en la sociedad. Justo hoy he tenido ocasión de ver un documental, que aprovecho para recomendar, sobre la forma en la que se vive la muerte en Varanasi, una de las ciudades sagradas más importantes de la India. El documental lleva por título Die the Good Death y se ha subtitulado como La Muerte en Varanasi.
En esta ciudad la vida y la muerte conviven en el mismo escenario. Mientras unos incineran los cuerpos y llevan a cabo ritos funerarios, otros toman sus baños purificadores unos metros más arriba. Hay quienes lavan ropa unos metros más abajo; unos danzan; los jóvenes juegan al cricket; hay niños vendiendo velas para ofrecerlas al río. Otros se sientan a charlar tomando un chai (nombre que se le da al té), otros descansan tumbados sobre el suelo... Todo a orillas del mismo río, el Ganges, al que ellos se refieren como Madre Ganga.
Allí el olor de la vida y la muerte se entremezclan: olor de inciensos, de flores, de basura y putrefacción, de excrementos, olor a dulces, a fritos, a leche, olores extraños que no uno no logra identificar y olor a carne a la brasa, que es en realidad el olor de las piras funerarios donde arden los cuerpos humanos.
Existe la creencia popular de que las personas que mueren en Varanasi se liberan de todo sufrimiento y ya no necesitan volver a nacer. Para muchos otros la creencia es que al morir en Varanasi se goza de algún cielo. Aun así, para la mayoría de personas esto depende no solamente de morir en Varanasi sino de la actitud que se ha tenido a lo largo de la vida.

En el hinduismo nacer, vivir y morir es una tríada inseparable. Nacemos porque ya vivimos y morimos en el pasado. Con cada una de nuestras acciones pasadas plantamos semillas que deben dar sus frutos. Todas las acciones que realizamos identificados con nuestro ego (un yo separado y diferente de todo lo demás) deben tener sus resultados, y se nacerá las veces que sea necesario para que todos los resultados puedan dar su fruto.
Nacer, por tanto es encarnar los efectos de unas acciones que se llevaron a cabo en algún otro espacio-tiempo. Vivir consiste en desarrollar esos resultados y generar nuevas acciones, que deberán dar su fruto en esta misma vida y/o en otras vidas posteriores.
Morir es abandonar un cuerpo, para tomar otro nuevo, en el que se encarnen los resultados pendientes.
¿Quién abandona o toma otro cuerpo? La respuesta que da el hinduismo es que el cuerpo sutil abandona el cuerpo. Las identificaciones del ego quedan grabadas en el aliento vital (prāṇa) y éste será el encargado de transportar la información grabada a otro lugar y otros cuerpos.
Ahora bien, dentro del hinduismo hay quienes señalan que si abandonamos toda identificación, si dejamos de creernos hacedores y de identificarnos con los frutos, a veces dulces a veces amargos, entonces nos liberamos del sufrimiento implícito a la vida. Aquél que comprende que la Vida es algo mucho mayor se comprende inmortal, ya que la Vida no muere.
Desde esta óptica que hemos presentado ¿qué habría que celebrar del nacimiento? Pues bien, lo que hay que celebrar es el haber nacido bajo una forma humana que nos permite tomar conciencia de que somos expresión de Algo que no se agota en nuestro cuerpo y nuestras vivencias. El Nacimiento del Sol, o de una encarnación de Dios en la tierra, son símbolos del nacimiento de la sabiduría. El Sol es luz y la luz simboliza sabiduría. ¿En qué consiste esa sabiduría? ¿Consiste acaso en saber muchas cosas distintas? No. Sabiduría es el conocimiento de Aquello por lo cual todo lo demás es conocido. Igual que cuando alguien conoce la naturaleza del oro conoce todos los objetos que están hechos de oro, del mismo modo aquel que se conoce a sí mismo, conoce todo lo demás que se sostiene con la misma energía.
La Navidad es un homenaje a la luz bajo la cual el universo entero aparece ante nosotros. Y esa luz es la que da vida a todos los seres:
“Habitando siempre dentro de todos los seres está el Sí mismo, la Conciencia, una pequeña llama en el corazón (...) Conoce esta luz pura e inmortal; conoce en verdad esta luz pura e inmortal” (Kaṭha Upaniṣad, 6.17)
Recordar la Navidad es pasar de nuevo por el corazón (re-cordis), la cueva en la que brilla la luz de todo cuanto existe.
¡Feliz Navidad!

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