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Entrevista a Ramiro Calle

251 ENTRE1Yoga, ¿Realidad o Ficción?
Tiempo de modas y de superficialidad. El yoga también se ha visto afectado por todo ello. Fotografías de asanas acrobáticas en redes sociales, cuerpos esculturales más propios de gimnasio, gente sonriendo y modelos de un anuncio de dentífrico. ¿Es ese el Yoga postmoderno, el que viviremos en las próximas décadas? ¿O en realidad se limita a ser un nuevo objeto de consumo envuelto en una atractiva mercadotecnia? De todo ello hablamos con el que es, posiblemente, el mayor conocedor del Yoga entendido con un corpus de enseñanzas y métodos orientados a la búsqueda de la autorrealización, Ramiro Calle. No te pierdas esta sintética, pero esclarecedora entrevista.

En tu nuevo libro El Milagro del Yoga intentas establecer un marco de lo que podemos considerar "Yoga", frente a todo aquello que no lo es. No es tanto una reflexión por exclusión sino más bien por comparación, en la que es posible identificar diversas disciplinas físicas que no son yoga. En cualquier caso, no es una cuestión fácil, porque nuevas prácticas pseudoyóguicas continúan apareciendo, ¿cómo ves el futuro en este sentido y qué debemos tener siempre en cuenta?

Lo que es necesario es conocer y respetar las fuentes, pues de otro modo se van falseando y la enseñanza termina por no tener que ver nada con la original. Una cosa es el yoga, como un cuerpo integral de enseñanzas y métodos y otra es un simple fragmento del yoga y reducirlo casi a lo esperpéntico. Y una cosa es el yoga de verdad y otra son sucedáneos a los que denomino "yoguismo" o simplemente pseudoyogas. Pero el yoga es yoga, como la joyería es joyería y no burda bisutería.

¿Qué caracteriza a la actual y la diferencia de las de hace dos o tres décadas?

Todo es vender en una sociedad de desmesurado y atroz consumo, y el yoga no se libra de esta voraz tendencia. Y como hoy en día vende, pues a mostrar un "yoga" que nada tiene que ver con el yoga auténtico. Se da la espalda a la verdadera enseñanza o se manipula o se desdibuja. Y se ofrece en muchas partes un "yoga" que no eso yoga, y para eso más valdría impartir una gimnasia exótica o calistenia o "suelo libre", disciplinas corporales magníficas, pero que no son en absoluto yoga. Es bien fácil de comprender si se es honesto y se quiere comprender. Pero claro, hay una corriente de yoga deformada y prostituida desde los años treinta, cuando los omnipotentes gurús indios llevaron a USA un yoga empapado de culturismo y que valoraba el contorsionismo y la estampa del campeón.

En realidad, esta situación en torno a la desnaturalización de lo que es yoga, fue generada en parte por determinados maestros de yoga hindúes en la década de los 60, ¿Por qué?

Antes, antes, allá por los años treinta. Mostraron, para mercantilizarlo un yoga gimnástico y agresivo, cuando el yoga es quietud y ecuanimidad. Fueron traidores a la enseñanza, unos conscientemente y otros tal vez inconscientemente, influidos por un culturismo que estaba muy extendido y valorado en la India, donde la sabiduría del yoga había quedado en parte sepultada y solo unos cuantos eruditos la apreciaban, y entre ellos la mayoría occidentales y etiquetados como "orientalistas".

¿Hay una escuela de yoga que sea más ortodoxa que otra en su práctica?

Hay escuelas que son de yoga y otras que no lo son. No hay términos medios, pues sería como decir si hay bronce que sea oro u oro que sea bronce. Es yoga o no es yoga. Es ajedrez o juego de damas. Y como dice mi amigo el profesor de yoga Gustavo Plaza. "Hay salsa y hay yoga, pero no hay salsayoga". Aunque alguien lo inventará.

¿Qué es el ego en la concepción filosófica yóguica y en qué medida se aparta de la concepción occidental que manejamos a diario? 

El ego es la identificación ciega con el cuerpo, la mente, la nacionalidad, el sexo, la raza, las propias necesidades, miedos y ambiciones, la imagen y la autoimagen y mucho más. Su burocracia es impresionante. En esta sociedad solo prima el egocentrismo, la arrogancia, la prepotencia. Y lo que es bueno para el ego es malo para el ser. Pero esta pregunta da para escribir un libro. Hay que aprender a tener un ego cooperante, humano, sensible y constructivo, y no un ego-rascacielos, feo y mezquino, antisolidario y destructivo.

Te hemos preguntado anteriormente por la evolución del yoga en la sociedad occidental en los próximos años... ¿cómo lo va a hacer en la India?

Peor. Diría yo que la esperanza está en Occidente y en que los especialistas serios de yoga en Occidente ayuden a regenerarlo y se vuelva al verdadero yoga: un yoga aséptico, adogmático, no tintado de hinduísmo o culto, que no sea una simple acrobacia. Rishikesh, por ejemplo, la denominada "ciudad del yoga" es un circo "espiritual". Y lo peor son las empresas y monopolios del del yoga. El yoga, el gran negocio montado en torno a la formación de profesores: los que reciben 100 horas, los de 200 horas, los de 400 horas... ¡Es aberrante! Una explotación como otra cualquiera y la gente, en su afán de titulitis, no discierne. Hay más profesores que alumnos y luego se les paga muy mal y no se les da de alta y asegura y así sucesivamente. Y luego los centros de yoga que se dicen no lucrativos y resulta que cobran a los alumnos y no pagan a los profesores.

¿Qué fue lo que encontró Ramiro Calle en el Yoga?

Mi primera obra de yoga se tituló Yoga, refugio y esperanza. Eso encontré, entre otras muchas cosas, y sobre todo un método para la armonía, el cultivo y desarrollo de la consciencia y la paz interior. No hay nada que pague un instante de paz.

¿Cómo era acercarse al yoga en los 60 y por qué lo hiciste?

Un impulso de búsqueda espiritual (no religiosa, sino espiritual) que prevaleció en mí desde niño.

¿Has pasado largos periodos en la India, ¿qué te queda por descubrir?

Al final el verdadero descubrimiento es el de uno mismo y el verdadero viaje es hacia los adentros, como se titula el documental que me hicieron. He viajado a la India 99 veces. Todo está en la India: lo mejor y lo peor. India es India.

251 ENTRE2¿Cómo observas desde tu conocimiento la llegada de europeos a la India en espacios de retiro o "resorts de meditación", como los han denominado algunos?

Turismo espiritual, Mejor que nada si luego sirve para seguir profundizando y practicando, y que no se quede en una banal experiencia de tantas. El yoga debe ser sobre todo transformativo. No es relajarse un poco y ya está.

¿Cómo has vivido el periodo de pandemia?

Apaciblemente. Acompañado de Luisa y mi maravilloso gato Emile. Sin el menor conflicto. Una oportunidad para averiguar más sobre mí en la larga senda de la autorrealización.

¿Qué cambios has ido observando en España en torno a la práctica del yoga en las últimas cuatro décadas ¿Qué crees que ha sido positivo y qué negativo?

Ha habido de todo. En los años sesenta el yoga era muy desconocido, pero los que lo seguíamos estábamos más motivados, éramos más serios y rigurosos, por decirlo así, lo amábamos y valorábamos de verdad. No es ni mucho menos que cualquiera tiempo pasado fuera mejor, pero cuando hay una moda, muchas cosas degeneran o se falsean. Es inevitable.

¿Cuáles son tus futuros proyectos?

Estoy escribiendo un libro para la editorial Luciérnaga (Planeta) que será un manual muy serio para la transformación interior y la paz interna. Me llevará tiempo. Y estoy tratando de convencer a mi buen amigo y editor Agustín Pániker para hacerle un libro sobre el verdadero Hatha-yoga, que es el que más se ha adulterado. Pero de momento seguir dando clases en el centro de Yoga Shadak (que ahora cumple 50 años) y seguir con mi trabajo interior.

Revista VerdeMente.

Acerca de Ramiro Calle

Ramiro Calle es uno de los máximos conocedores españoles de del Yoga con mayúsculas. A su amplio conocimiento se une una extensa labor divulgativa desde hace varias décadas, con la publicación de obras que pueden ser consideradas “best-sellers” como El Faquir, El Derviche (Martínez Roca), entre más de 30 títulos publicados. Su último libro, El Milagro del Yoga (Kairós) supone una revisión de la conformación del yoga como práctica de autoconocimiento, y una amplia crítica a su desnaturalización durante la la última década. Un libro indispensable, tanto para aquellos que se han acercado a su práctica recientemente, como para los que quieran conocer los elementos centrales de la filosofía “yóguica”.

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