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Instrucciones para Vivir Feliz

 

Entendiendo las Bienaventuranzas

Los textos místicos como el Evangelio no son libros para ser memorizados, sino libros de instrucciones para ser aplicados. Son guías que nos puede ayudar, y mucho, en nuestro día a día. En este artículo abordaremos algunas bienaventuranzas porque, traducidas al lenguaje del siglo XXI, pueden sernos muy útiles. 

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Primera Bienaventuranza: Felices los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Creo que esta primera bienaventuranza ha sido malinterpretada durante mucho tiempo al asociar, erróneamente, pobreza de espíritu con pobreza física, con la escasez, con vida sin recursos. Pero esta relación no tiene ninguna lógica, puesto que, si la Divinidad es la Totalidad, vivir en la escasez significa vivir en la separación. Implica vivir lejos de nuestro origen.

Desde mi punto de vista, la pobreza a la que hace referencia no es una pobreza material. De hecho, la misma bienaventuranza lo dice bien claro “pobres de espíritu”, y no pobres en recursos, ni pobres con poca comida, ni sin techo, etc.

Pero, ¿qué significa ser pobre de espíritu? Cuando yo ya no tengo ego, entonces soy absolutamente pobre, soy un pobre de espíritu. No se trata de ser pobre en lo material, sino de no estar apegado a nada. Ni tan siquiera a mi personalidad. Ni tan siquiera a mi cuerpo. Ni tan siquiera a mis creencias o a mis opiniones. 

Cuando uno consigue no estar apegado a nada, entonces se convierte en una persona libre porque, como dice el Evangelio, los que nada tienen, no están apegados a este mundo y viven siempre en el Reino de los Cielos que es un estado interior.

Segunda Bienaventuranza: Felices los humildes porque heredarán la tierra.

Aquellos que dispongan de suficiente humildad como para reconocer su ignorancia, aprenderán. Y al aprender tendrán sabiduría, y conseguirán vivir en la Tierra una vida digna de tal nombre. 

Los humildes, es decir, aquellos que están abiertos a aprender, son capaces de desprenderse de sus creencias para acoger cualquier aprendizaje. Buscarán aprender. Por ello comprenderán el mundo y la comprensión les permitirá desprenderse de la ignorancia y les conducirá a la felicidad fruto de la sabiduría. 

Serán ellos quienes vivirán en la Tierra como los verdaderos herederos de la misma, quienes la entienden, quienes entienden la vida, gozando de ella.

Tercera Bienaventuranza: Felices los que lloran porque serán consolados.

Felices los que lloran, porque están hartos de sufrir. Porque se han dado cuenta que el sufrimiento mental es optativo. Cuando uno dice “¡basta!”, cuando uno está harto de sufrir, entonces empezará a buscar e iniciará el camino del autoconocimiento.

Dicen que cualquier situación es una oportunidad de aprendizaje. En este caso, el sufrimiento nos permitirá encontrar la paz, el consuelo y el sentido de todo. El sufrimiento es la puerta que nos conduce a la búsqueda, al despertar. Así que felices los que lloran porque descubrirán, y al descubrir entenderán, y al entender serán consolados.

Cuarta Bienaventuranza: Felices los que tienen hambre de sed y justicia porque serán saciados.

Todo lo que existe en el mundo tiene su función. Desde la existencia de un microbio, hasta la vejez o la muerte. Cada elemento juega un papel imprescindible en el ciclo universal, independientemente de que nos guste o no.

Por lo tanto, felices los que tienen hambre y sed de conocer esa realidad de forma justa y exacta. En otras palabras, de conocer la verdad. Aquel que quiera saber el verdadero funcionamiento del mundo conseguirá, algún día, comprenderlo. Y ese día dejará de exigir justicia, puesto que mirará al mundo con los ojos de la vida, sin juicio. En ese momento, y sólo en ese momento, entenderá que el mundo es tal y como es: perfecto y necesario.

Quinta Bienaventuranza: Felices los compasivos porque alcanzarán misericordia.

Felices los compasivos, porque aman y aceptan al mundo tal y como es. Porque se niegan a pensar mal o a criticar. Su compasión les conduce a mirar con comprensión sus propios errores y los de los demás. 

Al compadecerse del mundo, se llenan de amor y alcanzan la misericordia. En el Evangelio, se insiste varias veces que el Reino de los Cielos está cerca, que está aquí. Los compasivos, al llenar de amor su mundo, ya viven en él.

Sexta Bienaventuranza: Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.

Las personas limpias de corazón son aquellas que no quieren engañarse, que quieren ver el mundo a través de su corazón, pero con los pies en la tierra, sin añadir sus deseos a su mirada. ¡Anhelan la verdad!

Por consiguiente, son felices porque miran a través de sí mismos sin mentirse, ni negar lo que sienten o lo que viven. Ven la realidad sin florituras y, por ende, están iluminados porque iluminar significa estar en el mundo sin juzgar, sin añadir nada. Para ello, es necesario tener un corazón limpio y transparente que no añada nada, ni juicios contra los demás ni contra uno mismo.

Cuando somos capaces de ver el mundo de esta manera, limpios de corazón, vemos a Dios porque él está en todas partes: en la mirada de un niño; en la lágrima de una viuda; en el corazón de un asesino; o en la tempestad. Solo si vemos el mundo así, veremos a Dios, nada ni nadie podrá alejarnos de su presencia.

Séptima Bienaventuranza: Felices los que se esfuerzan por la paz, porque serán llamados hijos e hijas de Dios.

Las personas que han renunciado a la violencia, que gozan de la decisión interna de la paz, que no agreden físicamente, ni verbalmente, ni mentalmente... son las personas realmente pacíficas. Son aquellas que han liberado sus palabras de la agresión, que han renunciado a la crítica, a los rumores y al cuchicheo. Pero también aquellas que han liberado sus actos y sus pensamientos de la agresión. 

Por lo tanto, personas que han renunciado a la violencia más invisible: la violencia mental. Han desistido de pensar mal de ellos y ellas mismas, a criticarse o juzgarse, y a pensar mal de los demás. Ante una conducta incomprensible se preguntan “¿Qué es lo que debo entender?”. 

Solo aquéllos que renuncian a la agresión viven en una paz profunda de forma permanente y continua. De este modo, se convierten en hijos de Dios, es decir, igual a él, a su imagen y semejanza: comprensivos y amorosos.

Octava Bienaventuranza: Felices los perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

En mi opinión, felices son aquellos distintos a la gran mayoría que ha aceptado el sufrimiento y el vivir dormid@s. Ser diferente, ser “rarit@”, es una buena señal ya que los que piensan y actúan amorosamente a contracorriente gozan del Reino de los Cielos. Aquellos que no culpan, ni agreden, ni se quejan, que valoran y respetan, que asumen las consecuencias de sus actos sin culpar a los demás... forman ya, ahora mismo, del Reino interior de los Cielos.

No se trata de conseguir que la gente nos odie ni que los tribunales nos persigan. Lo que sí debemos hacer es renunciar a las creencias sociales, aquellas que generan dolor, para llegar al Reino de los Cielos.

¡Atrévete a Practicar!

Para que puedas practicarlo, te invito a descargarte una meditación tibetana considerada durante muchos años demasiado poderosa para ser compartida con personas que no podrían entenderla. Era una meditación secreta por su enorme poder. Se trata de la meditación dotzen, que te ayudará a abrazar tus conflictos. La encontrarás en danielgabarro.com/verdemente. Descárgatela y llévala encima durante este mes, pero, por encima de todo, ¡practícala! Comprobarás los cambios que surgen dentro de ti.

Las montañas de las que hablamos no son lugares geográficos a los que vamos de excursión o acudimos a esquiar. En realidad, hablamos de los obstáculos de la vida. Son los problemas que queremos superar para vivir felices, aquí y ahora. La expresión “mover montañas” significa, en realidad, superar cualquier dificultad en mi vida, liberarte del sufrimiento.

Para ayudarte en este proceso de liberación, de desprenderte de tus obstáculos, te animo a entrenarte. Te animo a descargarte gratuitamente el libro “21 creencias que nos amargan la vida... y cómo superarlas para ser más felices”. Por un lado, el libro aborda 21 creencias socialmente falsas que nos dificultan la vida para que compruebes que son falsas. Luego, te sugiere cuál es la realidad cierta para que lo verifiques y te ofrece herramientas concretas de entrenamiento para que las integres y transformes en tu día a día. Así darás fe de una vida sabia. Puedes descargarte gratis el libro en www.danielgabarro.com/verdemente.

Te deseo un entrenamiento feliz y que puedas dar fe de lo que vives, porque los resultados internos y externos demuestren que sí vives con sabiduría. 

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