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Liberarse del sufrimiento

193 MONTSE SIMON

Decían los sabios indios, que no necesariamente hindúes, que la vida es sufrimiento. La enfermedad, la vejez, la muerte, parecían inevitables y llevaban consigo dolor al corazón de las personas. Y después de más de dos mil años parecen seguir siendo inevitables. ¿Será el sufrimiento inherente a la condición humana? ¿Es posible una vida humana sin sufrimiento?
La enfermedad, la vejez, la muerte... Esto por no hablar de las preocupaciones más cotidianas, fruto de deseos frustrados, de la rabia y la ira o el sufrimiento nacido de momentos que parecían alegres y felices y se esfuman por la tensión que nos genera el quererlos retener, o por el dolor de la pérdida de aquello a lo que, por error, atribuimos la capacidad de hacernos felices.
Las filosofías de la India tienen en común la búsqueda de la liberación, la posibilidad de liberarse del sufrimiento, y se distinguen, más bien, por los caminos que indican para llegar a ese estado de liberación más allá de todo sufrimiento.
Si nos fijamos en lo que implica trascender el sufrimiento tendremos que plantearnos si verdaderamente, honestamente, queremos liberarnos de él o no. Me explico. Personalmente me doy cuenta de que no quiero sufrir, sin embargo, sigo en muchos casos reproduciendo comportamientos y patrones del pensamiento que me infligen sufrimiento. Por otro lado, atribuyo a objetos, personas y situaciones externas la posibilidad de hacerme feliz, lo cual lleva implícito la capacidad de que también me produzcan dolor, porque todos estos elementos externos son pasajeros, cambian y al igual que parecieran proporcionarme dicha también en otros momentos parecieran causarme dolor. Quiero entonces la alegría y la felicidad, pasajeras, pero no quiero el sufrimiento. Algo así como quiero un limón, pero no quiero su acidez. ¿es posible entonces trascender el dolor? Y si la respuesta es sí, ¿podemos hacerlo sin renunciar a la vida? ¿existe otra forma de vivir distinta a la que conozco y que no implique sufrir?, tal como planteaba al inicio del escrito ¿se puede vivir una vida humana de plena dicha?
Es importante que nos hagamos estas preguntas y que nos las respondamos con la mayor sinceridad posible, antes de adentrarnos en lo que los demás han dicho acerca de esto. Así que a estas alturas del artículo te invito a parar un momento y preguntarte “¿hay dolor en mi vida?, ¿qué me produce ese dolor? ¿quién lo vive cómo dolor? ¿puedo modificar o controlar aquello fuera de mí que creo que me causa dolor? ¿puedo cambiar mi manera de pensar acerca de ello?, ¿implica necesariamente la felicidad evitar todo dolor?, ¿son el dolor y la dicha objetivos?, ¿son un sentimiento?, ¿una manera de ser?...”
La buena noticia que nos traen filosofías como el yoga, el budismo o el advaita vedānta es que sí que podemos terminar con el sufrimiento y en los tres casos habrá que recurrir a un camino de autoindagación y autoconocimiento, cada uno a su manera.
En el caso del yoga se nos propone disolver los procesos mentales, los pensamientos y aquietar así la mente para poder reconocernos como Espíritu que trasciende toda materia (prakṛti) y por tanto no se ve afectado por ninguno de los males de los que sufre la materia, que es cambiante y pasajera, lo cual conlleva sufrimiento. Por tanto, la liberación pasa en este caso por el control de los sentidos y alcanzar un estado de Conciencia que nos permita identificarnos con el Espíritu (puruṣa).

El budismo hace una propuesta bastante parecida, o más bien la del yoga se parece a la del budismo. Gautama el Buda recomendaba seguir el óctuple camino, que podemos dividir a su vez en tres grandes bloques: el de la sabiduría, basado en la correcta percepción y pensamiento, el de la conducta correcta y el del control de la mente. Esto nos conducirá a la liberación. En este caso se considera que no hay una Espíritu o esencia última, sino que todo es impermanente y cuando uno se entrega a la comprensión de que no hay nada a lo que agarrarse, abandona todo deseo y con él el sufrimiento y se abre a la aceptación y la silente observación de cómo todo se transforma constantemente.
La propuesta del advaita vedānta pasa por meditar y reflexionar acerca del mensaje de las Upaniṣads y las palabras de un maestro que nos puedan guiar hasta la comprensión de que lo que yo soy en esencia (ātman) es lo mismo que la esencia del universo entero (brahman), que la Conciencia es una sola y lo único verdaderamente real, ya que todo lo demás es impermanente, como un sueño que se disuelve al despertar. Comprender que en realidad tu Ser es inmortal, que lo que tú eres no está tocado por el tiempo y el cambio, que eres en esencia esa felicidad que buscas fuera, que ya eres plenitud y conciencia eterna, esto mismo nos lleva a liberarnos del sufrimiento.
En todos los casos el componente de la comprensión resulta importante y esto nos hace pensar que liberarse del sufrimiento no tienen que ver con luchar contra lo externo para modificarlo, sino modificar nuestra forma de mirar, indagar honestamente en nosotros a través de la observación, desde un lugar de silencio y escucha atenta. Ninguna tradición nos dice que para liberarnos debemos aprender a hacer a la perfección tal o cual āsana, ni saber acerca del mayor número de ciencias posibles, ni tener tal o cual objeto... Todas apuestan por un sólo conocimiento, que es el conocimiento de uno mismo y/o de la impermanencia del cuerpo, la mente, el mundo...
Las distintas tradiciones y filosofías nos sirven de mapas para guiarnos hacia dentro, pero dentro está el camino y sólo uno mismo puede recorrerlo, sólo uno mismo puede descubrir desde sí mismo cómo liberarse del sufrimiento.

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