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Cuerpo... Camino hacia el Ser

189 LALITA

¿Qué es para mí el cuerpo? ¿ Cómo me relaciono con él? ¿Soy responsable de sus necesidades básicas? ¿Y de las emocionales, afectivas, energéticas? ¿Acaso soy consciente de la comunicación que existe entre el cuerpo, la energía vital, los planos afectivos, mentales y espirituales?
Son muchas las preguntas que podría formular acerca de nuestra relación básica e íntima con  el cuerpo.  Cada vez que siento que hay algo desconectado o no alineado dentro de mí, trato de observar cómo está siendo en ese instante la comunicación con mi cuerpo.
“El Cuerpo es nuestro Gran Libro de Vida. Aloja toda la información de nuestras vivencias, emociones y experiencias. Todo lo que somos está alojado y representado en él“.
Habitamos un cuerpo físico, nos encarnamos para vivenciar el estado de la materia, y a través de él recorrer el sendero de búsqueda personal.  
Un cuerpo no integrado alojará dos energías paralelas, desconectadas y enfrentadas. La primera energía es la animal, la que a todos nos arrastra a cubrir y satisfacer las necesidades básicas e instintivas de alimento, descanso y sexualidad. La segunda energía es la divina o espiritual, aquella que trata de recordarnos la sutileza del cuerpo, la comunicación con otros planos de conciencia y percepción, una búsqueda hacia la autorrealización.
Para que estas dos energías convivan y confluyan de forma armoniosa, tendremos que considerar el cuerpo como parte esencial de un proceso de realización humana.
“Despertar al Infinito Potencial alojado en cada célula, es un camino de Vida. Una puerta de ingreso hacia el Ser, un viaje hacia el Alma“
Habitar un cuerpo despierto requiere en primer lugar de una llamada intensa personal, una invitación a observar y abrazar el templo que nos contiene. Como cuerpos, no sólo estamos compuestos de piel, huesos y órganos;  como materia, mente y espíritu que somos, experimentaremos diferentes niveles de densidad o sutileza según vayamos viajando por los diferentes cuerpos que somos.
Alimentar y nutrir el cuerpo de forma consciente y holística, son la clave para alcanzar equilibrio y evolución en nuestras vidas.
EL Alimento, fundamental el medio de energía, no sólo alimento físico, también emocional, pensamiento positivo, contacto y tiempo en la naturaleza, de qué vibraciones nos rodeamos, cómo descansamos, cómo son nuestras relaciones sexuales ,creativas o espirituales.

El MOVIMIENTO es una herramienta para restaurar el flujo natural de la energía en el cuerpo, así como para tomar conciencia de la relación que existe en nosotros entre los diferentes cuerpos.
Cualquier movimiento corporal implica una activación en cadena que movilizará el resto de los cuerpos. Si  el movimiento es integrado, el cuerpo físico movilizará el cuerpo pránico o energético, al desbloquear puntos de energía condensada o contenida, aumentando así de forma casi inmediata nuestra energía vital. Se genera una retroalimentación que desencadena la génesis de nuevos movimientos, cada vez más ligeros y livianos, y al mismo tiempo nos sentiremos con más energía y vitalidad.
En ocasiones, el movimiento nos genera miedo o rechazo. Porque creemos que en el estado de quietud encontraremos confort y estabilidad. Pero la vida es movimiento. Transformación. Vida-Muerte-Vida.
El cuerpo que se expresa libre en el fluir, nos guía hacia el flujo natural de la vida, acompañándonos en los procesos de transformación, creación y recreación, yendo al encuentro de nuestra plenitud.
Integrar Movimiento y Quietud, nos aportará equilibrio y armonía vital. Comprender que es el ciclo natural de la respiración, del latido cardiaco, de la noche y el día.
Las oportunidades que nos aporta la DANZA cuando en ella están integrados la filosofía del Yoga, la atención plena del movimiento Consciente, y los beneficios energéticos de un flujo equilibrado, son inmensas.
Es a través de ella que comenzamos a tomar conciencia de nuestro cuerpo, y en ese instante nos manifestamos en Presencia. El cuerpo toma forma, y se proyecta lejos a cada movimiento.
En primer lugar, el movimiento integrado del cuerpo físico generará un movimiento energético y pránico que percibiremos como aumento de la energía vital básica. Nos sentiremos más livianos, sosegados y reconfortados. Cada posibilidad de abrirnos a un nuevo movimiento, nos arrastra fuera de nuestra zona de confort, dejando atrás patrones y posturas con las que nos etiquetamos , y movilizando nuevos rincones de nuestro alma.
Ese incremento del prana celular activará en cadena el despertar de los otros cuerpos sutiles. Si nos damos permiso, además de un movimiento físico y energético experimentaremos una liberación a nivel afectivo, algo se ha movilizado en planos emocionales o mentales, y toma forma o conciencia con el movimiento
En ese instante, nuestra conciencia es más clara, nuestra vibración más sutil, y amplificaremos nuestra visión y luz interior. A partir de este momento, nos aperturamos a un torrente de energía canalizada como creatividad, que nos anuncia un estado de presencia especial, la del cuerpo espiritual. Son instantes de eternidad, dónde habitaremos espacios de comunión con el Todo.
Son muchas las tradiciones y escuelas de conocimiento que nos ofrecen la vía de transformación y evolución a través del Cuerpo.  
La integración psicocorporal desde el movimiento, no solo nos permite tomar conciencia de nuestras diferentes dimensiones, sino que nos ofrece comprender el crecimiento y evolución de los diferentes cuerpos sutiles. Hemos de buscar un desarrollo integral de todos los cuerpos, para alcanzar una vida plena y completa, llegando a afrontar situaciones de la vida que requieren de otros músculos y habilidades que no sólo los físicos.
Por tanto, el Movimiento nos abre un portal directo hacia la liberación del infinito potencial alojado en cada célula. Acceder a toda la información contenida en nuestra piel, huesos, órganos… aprender a canalizarla, liberarla o activarla. Habitar de forma amorosa y consciente el cuerpo, sanar los bloqueos o interferencias que se generan entre los diferentes centros,  y aprender a potenciar la energía en cada uno de ellos, volviéndolos todos activos y bien desarrollados.
“Que el Cuerpo nos muestre el Camino”

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