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El viaje definitivo hacía los adentros

235 ILUS RAMIRO webEl otro día por la tarde, Jesús Fonseca, Luisa y yo recordábamos nuestro último encuentro con Babaji Sibananda en unos fríos pero soleados días pasados de Benarés, reuniéndonos con él varias veces a lo largo de la jornada, frente al Ganges, rodeados de sadhus, peregrinos, lugareños y turistas. Días que han quedado indelebles y vivos en mi alma de voraz sabueso al encuentro de otras realidades que escapan a lo aparente, y por ello han sido denominadas suprasensibles. Hablábamos Luisa, Jesús y yo de la imposibilidad a través del pensamiento ordinario de comprender todo ese universo que trasciende a nuestra razón y de la necesidad de humildarse y rendir el ego. Lo que no quiere decir dejar de hacer todo esfuerzo motivado y bien dirigido que se pueda en busca de la libertad interior y la paz de espíritu, recurriendo a la meditación que, segun Babaji, "es el camino más directo hacia el Ser". Con su humildad habitual, Babaji -recordaba Fonseca- gustaba de repetir: "Yo no sé nada, pero Él lo sabe todo", y levantaba el índice hacia el cielo. Desde la humildad aceptaremos que no podemos entenderlo todo y mucho menos controlarlo, cuando ni siquiera tenemos el menor control sobre cuándo venir a pasear por este planeta y cuando se nos extraerá el alma para que este cuerpo quede inerte como una marioneta. Es demasiado pretencioso que el tornillo de un boeing quiera comprender el aparato en el que está inmerso.
Pero rendir el ego no quiere decir, en absoluto, renunciar a todo propósito de autodesarrollo, mejoramiento humano, ennoblecimiento de los sentimientos y apertura de la mente y del corazón. El esfuerzo es necesario, con el consuelo de que ningún esfuerzo se pierde y una persona cuenta con herramientas transformativas para poder seguir el viaje a los adentros y encontrar otra manera más elevada de ser. La evolución de la consciencia ha sido comprobada por muchos buscadores serios de lo suprasensible y por ello le refería a Jesús mi idea, y mucho más que idea, de la posibilidad de encontrar "un ojo de buey al infinito": una rendija entre los fotogramas de la película existencial para mirar más allá de lo fenoménico y aparente y tener un vislumbre transformativo de lo esencial. ¿Acaso no es lo que han pretendido desde la noche de los tiempos todos los místicos de todas las tradiciones y latitudes? ¿Acaso cuando la meditación nos permite "la mirada interior" y poder desplazarnos a la raíz o antesala del pensamiento ordinario, no es para hallar un "agujero" que nos conduzca de la mente engañosa a la no-mente veraz? Por algo en el yoga se insiste en aquello de "cuando el pensamiento cesa, se revela la luz del Ser". O dicho de otra manera: cuando el ego se rinde, se puede empezar a percibir "aquello" que hace posible el pensamiento y no es el pensamiento. De la meditación brota la Sabiduría, pero sin humildad la Sabiduría es una sombra inatrapable, y nada tiene que ver con vastos conocimientos intelectuales, saberes librescos o erudición. La paradoja es que desde el no-saber, sabemos, y que al vaciarnos de todo (incluido por supuesto ese gran falsario llamado ego), empezamos a experimentar lo Pleno.
Mediante la compasión y pensando en los demás, el ego se debilita. Mediante la visión penetrante de la impermanencia de todo, el ego se debilita. Mediante el recordatorio de la muerte, el ego se debilita.
El viaje definitivo consiste en ir más allá del ego, que es ir allende del pensamiento ordinario, egocéntrico y ávido. El viaje a los adentros tiene que llegar a la fuente de la mente, al umbral de la consciencia vacua donde se refleja lo Incondicionado.
La detención consciente, refrena el pensamiento ávido y nos permite dar un salto hacia la no-mente o mente quieta. Meditar es dejar al ego sin alimento, para que al menos durante unos minutos ayune y vaya superando su voracidad. Meditar es desconectarse del ego y mirar hacia el ser. Al meditar hay que evitar con la mente estar haciendo esto o aquello para estar en lo que es y que en la quietud de la mente pueda, aunque sea al principio como una voz muy lejana, escucharse la llamada del ser libre de pasado o de futuro.
Y ahora recordemos algunos de esos valiosos pensamientos que tantas y tantas veces escuché de mi admirado y muy querido Babaji, que desencarnó hace siete años, un poco después de que lo hiciera mi amado hermano Miguel Ángel.
• "El camino más directo hacia el Ser es la meditación”.
• "El amor es como una flor; no requiere nada a cambio”.
• "La vida es como una marea que sube y baja. Permanece tranquilo. No te adormezcas. Despierta. Trabaja con amor. La vida es breve. Mira hacia delante. El día está muy cerca. La muerte es la hermana del sueño. No hay tiempo que perder”.
• "Este mundo es un enorme escenario; somos los actores y estamos haciendo nuestro papel. Cuando la obra termine, volveremos a nuestro hogar”.
• "Bailamos siempre de acuerdo a la voluntad del Absoluto, pero no lo comprendemos”.
• “La paz es lo más importante de la vida humana. Sin paz, la vida no tiene sentido. La meditación es el mejor sendero de vida para todos. En este planeta descansamos algunos días y partimos. Tenemos que servir a los otros y ganar la paz de la mente".

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