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Danza y Espiritualidad. Un romance entre técnica y libertad

191 LALITA

“La danza del futuro tendrá que volver a ser un arte altamente religioso, como lo era entre los griegos. Porque el arte que no es religioso, no es arte, es pura mercadería.
La bailarina del futuro será aquella cuyo cuerpo y alma hayan crecido juntos, tan armónicamente, que el lenguaje natural de ese alma se convierta en el movimiento del cuerpo.
La bailarina no pertenecerá a una nación, sino a toda la humanidad.
No bailará como una ninfa, ni como un hada o como una coquette, sino como una Mujer en su expresión más alta y pura. Ella dará cuenta de la misión del cuerpo de la mujer y la santidad de todas sus partes. Danzará la vida cambiante de la naturaleza, mostrando como cada parte se transforma en otra. De todas las partes de su cuerpo irradiará la inteligencia, trayendo al mundo el lenguaje de los pensamientos y aspiraciones de miles de mujeres. Ella Bailará la Libertad de la Mujer.”
Isadora Duncan

La gran bailarina Isadora Duncan, fue una revolucionaria de la Danza, creando una nueva concepción de la misma. Volviendo a los orígenes del cuerpo y el movimiento, retornando a lo natural, accediendo a la danza de la naturaleza, aquella que está presente en cada elemento… tierra, agua, fuego, aire… y espíritu.
Desde muy joven percibí la danza de la misma manera, y hasta que no conocí su trabajo, me sentí en ocasiones perdida por mi especial y no convencional manera de concebir el Movimiento. Al descubrir el legado de Isadora, mi pasión se acentúo, y mi deseo ferviente de transmitir la Danza como expresión del Espíritu se reafirmó.
“La Danza es para mí no sólo el lenguaje del Alma. Es la posibilidad de adentrarnos en las profundidades del cuerpo, abriéndonos a una escucha más real, más libre, más armoniosa.”
El cuerpo, las emociones y los pensamientos van mutando, a medida que la Danza se hace consciente y presente. Algo más allá del cuerpo toma presencia y nos invade, se apodera de nosotros, guiando los movimientos desde el fluir verdadero, desde la Danza del Alma.
Es entonces, cuando nos hemos entregado, abandonado y ofrecido como bailarinas del Espíritu.
ORÍGEN DE LA DANZA
El concepto de Danza aparece desde los orígenes de la humanidad. Desde el momento en que el hombre desea mantener una comunicación con las fuerzas sobrenaturales, comienza a generar un lenguaje a través del cuerpo y el movimiento, manifestando a través de él un catalizador, un canal entre el cielo y la tierra, entre lo humano y lo divino.
La Danza comenzó a manifestarse con carácter Ritual, pasando a estar presente en rituales de fertilidad de la tierra, fertilidad y concepción de las mujeres de la tribu… Siendo ésta una danza muy arraigada al cuerpo, representando a través del movimiento la disociación entre brazos y piernas, representando cielo y tierra respectivamente, y tomando especial atención a los movimientos de las caderas como lugar de vida y creación.

La Danza Ritual la ejecutaba toda la comunidad, generando una fuerza de grupo, que activaba procesos intensos de catarsis y trance para todos ellos.
Se comenzaba a percibir la Danza desde sus beneficios de placer físico, emocional y espiritual. En estos rituales, los bailarines experimentaban mágica comunión con las fuerzas sobrenaturales o deidades hacia las que se ofrecía la danza.
Con la llegada de las Religiones, muchos de los ritos fueron considerados paganos y abolidos de las prácticas de estas comunidades; otros, debido al arraigamiento profundo en la población, se mantuvieron pero desvinculándolos del concepto ritual y espiritual de sus orígenes.
Poco a poco la Danza comenzaba a ser un medio de expresión y manifestación del pueblo, estando más enfocado al placer emocional y estético, refinándose los movimientos y la ejecución de los mismos en el espacio. Esta danza es lo que conocemos como Folklore.
El Folklore creó el primer vínculo entre espectador y bailarín, pues algunos de ellos no ejecutaban la danza por el mero placer de observar el movimiento y obtener placer y entretenimiento a través de él.
 Así la Danza comenzó a desarrollarse en técnica y virtuosismo, esperando ser ofrecida a un espectador. Desde este momento la Danza comienza a focalizarse como medio de Arte y oficio. A partir de este momento, el bailarín, deja atrás el aunarse con las fuerzas de la naturaleza, para comenzar la búsqueda de controlar y retar la fuerza de la gravedad. El bailarín accederá a la línea, los saltos y el trabajo de revelarse ante la evidente naturaleza.
Es a partir de entonces que la Danza avanza hacia lo que conocemos a día de hoy, como Danza Clásica o Ballet y todas sus evoluciones.
DANZA MÍSTICA
“La Danza es una misión, trasciende lo puramente estético, y es un medio de Oración. No concibo la Danza sin Espíritu, ni el Espíritu sin Danza.”
Recuperar los movimientos naturales del cuerpo, volverse Uno con la naturaleza, fluir con las olas, el viento, expresar la pasión de los huracanes o la serenidad de un lago en calma…
Volver al movimiento propio del cuerpo, recuperar el fluir ondulado, permitir manifestar la emoción, y convertirla en gratitud y devoción.
La espiritualidad tan sólo es un estado sutil del ser humano, dónde el ego y el cuerpo son puestos al servicio de una fuerza o presencia superior, más allá de nosotros.
Cuando reconocemos que esa Presencia nos invade, inspira o sostiene, accedemos a un estado más lúcido y consciente.
La Danza como medio de trascender el cuerpo y acceder a estados sutiles de conciencia, nos lleva a despojarnos de emociones y pensamientos, y abrirnos a la plenitud y el gozo experimentados a través de la entrega, la expresión y la creación.
La Danza Mística, genera un espacio sagrado dónde cada movimiento implica atención plena y simboliza un lenguaje de comunicación entre el cuerpo y el espíritu. El Giro Místico, por ejemplo, invita a acceder a estados meditativos profundos. Es en Esencia una Danza Espiritual. Una oración, un rezo, un lugar de íntima comunión con uno mismo, con el Universo, con Dios.
Para ello, es preciso abrazar la Técnica, para crear nuevos recursos de lenguaje, salir de nuestros movimientos cotidianos arraigados, y para no olvidar el legado o trazado que las danzas nos han dejado. Una vez que la técnica se asienta y toma forma en el cuerpo, generamos un espacio de expresión dónde el alma se manifieste libre, y seamos capaces de encarnar el Espíritu.
La expresión artística es un espacio de comunicación entre lo humano y lo divino.  A través del arte accedemos a inspiración, creación y lenguaje de símbolos más allá de lo cotidiano. El hombre se expresa de esta forma con todo lo que le es desconocido o inalcanzable de algún modo, expresa su anhelo, su búsqueda…y accede a estados de trance dónde no encuentra separación entre lo divino y él.
Es una necesidad volver a aunar en la Danza “Rito, Arte y Placer”…retornar a la Génesis de la Danza, encontrar en la atención y la técnica, la esencia de la Libertad.
No hay danza sin técnica, ni danza sin expresión de la libertad.
*Que la Danza nos recuerde la Libertad del Alma*

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