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Danza Mística. Del Rito a la Devoción

205 LALITA DEVI

“Donde va la mano, va la mirada
Donde va la mirada, va el corazón
Donde va el corazón, hay sentimiento
Donde hay sentimiento, se despierta emoción.”
Natya Sastra - Antiguo tratado de Artes Escénicas de India

Danza Mística es un término que utilizo para denominar un estilo de danza inspirado en las tradiciones místicas orientales de India, Persia, y el antiguo Egipto, entre otras. El término Mística significa: Actividad espiritual que aspira a conseguir la unión o el contacto del alma con la divinidad por diversos medios (ascetismo, devoción, amor, contemplación, etc.). Desde siempre he creído que el Arte es uno de esos medios, por los que acceder a la inefable unión. Es por ello, que dedico mi labor a seguir estudiando, experimentando e investigando acerca de las Danzas Sagradas como medio de expresión y manifestación de la unión desde el Cuerpo-Templo. En los últimos años he desarrollado un estilo personal que aúna e integra estas danzas desde su carácter ritual, místico y energético.
El origen de la danza nos acerca al simbolismo y significado de estas danzas con carácter ritual, catártico y liberador. La génesis de la danza nace con los rituales de fertilidad. El asombro del hombre ante las fuerzas de la naturaleza, llevo a nuestros antepasados a divinizar esas maravillas que eran inexplicables ante sus ojos. La vida nace del vientre femenino. La vida se expresa desde la Tierra. Y es por ello que los primeros rituales de fertilidad a la Tierra y a la mujer fueron los comienzos de la danza. Una danza ritual, donde el movimiento pélvico, redondo, la repetición y el contacto con el cuerpo y la tierra llevaban a los bailarines a instantes de trance, catarsis y gozo. Es el Culto al Divino Femenino, La Danza de la Diosa, la Danza Madre, de la que parten y nacen todas las demás danzas que hoy por hoy conocemos.
Este culto al Divino Femenino se mantuvo y amplió en el antiguo Egipto. Allí surgió una danza característica, de la que parte ha llegado a occidente, y que reconocemos como “Danza del Vientre”. Pero la danza de la época faraónica, tenía un carácter ancestral y ritual que evocaba el movimiento ondulado y serpenteado, accediendo a una danza con carácter sanador para las Mujeres que lo practicaban, siendo conocedores de los beneficios a nivel de recarga energética que tenían esos movimientos. Además la propia danza ofrecía un contacto profundo con el mito, ofreciendo a la Mujer una comprensión más allá de lo tangible a través del movimiento y del propio cuerpo.
Danza, Rito, Mito, Sanación… la mujer accedía a través de rituales a potenciar su fertilidad, a recibir la bendición del dios-diosa al que ofrecía su danza, y a conectar con los ciclos naturales de la Espiral de Vida-Muerte-Vida.
Se produce ya en estas danzas una disociación clara en el cuerpo, para manifestar la comunicación entre el Cielo y la Tierra. Siendo así, los brazos, manos, cabeza y torso los que nos comunican con el Cielo; y el abdomen, caderas, pelvis piernas, pies los que nos comunican con la Tierra. Esta clara diferencia, nos recuerda que somos canales entre el Cielo y la Tierra, y que la Danza es un catalizador, un mediador, un lenguaje, que nos permite comunicarnos desde el Espíritu con lo Divino.
Mi experiencia personal a través de la Danza Oriental, ha sido un profundo enraizamiento, una conexión con mi Cuerpo de Mujer desde mis caderas, y la activación de Swadhistanna Chakra, poniéndome en contacto con mis emociones más profundas, revitalizando mi energía creativa y sexual.

La Danza Clásica de la India, nos conecta directamente con la profundidad y espiritualidad de la danza. Influenciada por una cultura de tradición ancestral altamente espiritual, la Danza se acoge, transita y expresa como una forma de oración. Es una plegaria en movimiento. Antiguamente, la Danza India sólo se contemplaba en los Templos, siendo las bailarinas consideradas sagradas mediadoras de las Divinidades Hindúes.
Se distinguen 7 tipos de Danza Clásica India en la actualidad, bien diferenciadas entre sí con características propias de la zona geográfica de la que proceden, compartiendo rasgos en común. En todas ellas es característico el desarrollo de una técnica pulida, con marcada rítmica y expresión; dónde la atención y la concentración son precisas, y es gracias a este estado de atención, que cuerpo y espíritu entran en comunión.  
Es también característico de estas danzas la disociación corporal de la que hablábamos antes, siendo la bailarina un canal entre el Cielo y la Tierra, entre lo Divino y lo Mundano, entre el Cuerpo y el Espíritu. Fortaleza en las piernas, arraigada a la Tierra, y fluidez y sutileza en el torso, conectado directamente con lo etéreo de la creación.
Los movimientos varían de un estilo a otro, pero el desarrollo del movimiento de las manos (Mudras) está presente en todas ellas, siendo además de un lenguaje codificado, un antiguo método de activación de energía. Los mudras son poderosos sellos de anclaje entre lo humano y lo divino, y están repletos de significado.
Cuando las invasiones mogoles llegaron al norte de la India, gran legado de la cultura persa y de oriente medio se transfirió a la cultura india. Tomando como propias algunas características de la danza persa sufí, como los Giros y algunos detalles de danza mogol entre otras.
Desde mi experiencia personal la Danza India, apertura de una forma profunda el Amor y la Compasión, activando Anahata Chakra (Chakra Corazón). Pecibiendo a través de la propia práctica, la mayor Devoción que nunca antes había experimentado.
La Danza Persa al mismo tiempo se nutrió de esta interacción con las Danzas del norte de India, siendo muy clara la similitud y paralelismo que hay entre la Danza Clásica Persa y el Kathak. Ambas Danzas altamente refinadas, se ofrecían y disfrutaban en la Corte.
La Danza Persa que se nutrió de la Música y la Poesía Sufí, tomó un cariz místico y espiritual, siendo la expresión de estas artes, que trataban de manifestar el anhelo humano hacia la divinidad. Así nació el Giro Sufí, como un medio de búsqueda, como un lugar de transformación, de entrega, de apertura, de abandono… de éxtasis y gozo… de común unión.
El Giro es una herramienta presente en todas las Danzas de la Ruta de la Seda, gozando de un carácter catártico y renovador, así como un medio de oración, sin principio ni fin, redondo, mántrico e infinito. También presente en las Danzas Nómadas Gitanas, siendo un componente de virtuosismo, celebración y transcendencia.
Nace así la Danza Mística, siendo un compendio de las danzas raíz de tradiciones místicas orientales, ampliándose con la necesidad de expresión actual y contemporánea sin perder la belleza, sutileza, y profundidad de la tradición.
Mi experiencia personal a través de la Danza Persa y el Giro Sufí, es indescriptible. Es sutileza, belleza, anhelo, y unión. Es puro gozo, alegría, y una inmensa sensación de sentirme amada. Cuando giro, siento que desaparezco, que me vuelvo diminuta, pequeña…nada. Y al mismo tiempo una sensación de inmensidad me abraza y me vuelve grande, inmensa, infinita… Universo!
“Es la repetición, lo redondo, lo cíclico, lo que caracteriza los movimientos de la Danza Mística. Es por ello que nos ofrecen recarga de Energía, contacto con el Cuerpo, y activación del Espíritu”

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