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Yoga, un diamante con muchas caras

241 ILUS RAMIROwEstas consideraciones y reflexiones, inspiradas en el rigor y la ecuanimidad, son sobre el genuino yoga, por lo que no tendrán mucho eco en personas que lo practican como una gimnasia, una calistenia, un deporte o una especie de juego contorsionista. Aunque hay personas que comienzan con el yoguismo y, por fortuna, luego trascienden al verdadero yoga.

¿Qué es el yoga? Es bueno hacerse esta pregunta para poder esclarecer el tema. Y lo primero que se me ocurre responder es que es una disciplina psicosomática y psicomental, pero asimismo un método de desarrollo y evolución de la consciencia, y, desde luego, una técnica de introspección y cultivo de las facultades mentales y espirituales, a fin de desenvolverlas en el mayor grado posible. Y no pocas personas, perplejas, quizá preguntarían: "¿Pero todo eso es yoga?". Pues pudiera parecer que con eso está todo dicho, pero no es cierto, porque el yoga es tan polivalente y de tanto alcance, que su ámbito llega a resultar casi inabordable y difícilmente explorable. Y lo digo, queridos amigos, después de estar en su cauce sesenta años. Así que nos os extrañareis cuando declaro, como el protagonista de mi relato iniciático El Faquir, que soy un aprendiz y el deber de todo aprendiz es seguir aprendiendo.

El yoga es como un diamante de muchas caras y, por supuesto, una técnica de vida o un arte de vivir. Es, por supuesto, un modo de enfocar la vida, con una especial y cimentada actitud basada en el esfuerzo correcto, la atención, el sosiego, la ecuanimidad, la lucidez y la compasión. Es como un inmenso río que ha ido desde hace milenios recogiendo toda suerte de enseñanzas (a menudo transmitidas de maestro a discípulo), métodos y técnicas. Quizá parte de sus enseñanzas y procedimientos hayan quedado sepultados con el paso del tiempo, pero aun así su legado es inmenso e impagable, y recoge las aportaciones de maestros, yoguis, iniciados y practicantes. Es experiencial y en sus técnicas nada se ha librado al azar.

El yoga como tal es un método liberatorio, independiente de cualquier culto, pero sus técnicas han demostrado ser tan valiosas que han sido tomadas por diversos sistemas filosófico-religiosos, por lo que ha sido utilizado por el hinduismo, el vedanta, el budismo theravada, el budismo tibetano y otros sistemas soteriológicos. En el yoga ya se encuentran vestigios del dravidismo y otras corrientes espirituales. En la antigüedad las técnicas yóguicas se utilizaron asimismo por ascetas, chamanes, magos, místicos y personas de muy variadas tendencias espirituales. Los primeros yoguis ya se dieron cuenta de que había que tratar de trascender la condición humana y de ello hablaremos en un próximo trabajo. No se resignaban a las limitaciones de una mente ofuscada y, por tanto, avarienta y tendente al odio.

¿Cómo siendo el yoga un sistema tan venerable, solvente y eficiente fue reducido a un fragmento por muchos mentores hindúes que lo llevaron a USA? Más aún: ¿cómo pudieron aquellos mentores o gurúes traicionar la esencia de un sistema tan precioso para la evolución del ser humano, y mostrarlo como una gimnasia exótica? Simplemente, y ya lo supieron ver no pocas personas que se tomaban la enseñanza en serio, porque lo simplificaron hasta lo absurdo y casi esperpéntico y porque lo falsearon para rentabilizarlo, ofreciéndolo como una disciplina para rejuvenecer, adquirir longevidad, superar toda suerte de enfermedades y casi obtener la inmortalidad. Apego sobre apego, cuando el yoga es desapego, ecuanimidad y una técnica fundamentalmente psicoespiritual y de enorme efectividad para alcanzar la paz interior si se orienta como debe hacerse.  

Jung, hace décadas, ya presintió lo que iba a suceder. Declaró: "El yoga en la India es un negocio. ¡Ay lo que nos espera cuando llegue a Europa!". Peor al llegar a Estados Unidos de la mano de mentores hindúes que en su afán por mercantilizar el yoga, lo convirtieron en una gimnasia exótica, una simple calistenia, una disciplina de contorsionismo sin el menor alcance psíquico, mental o espiritual. Asimismo Sonu Sambadashani aseveró:

"La proliferación de clases de yoga junto a cursos de aerobic, entrenamiento para perder peso, masajes y otras sectas del contemporáneo culto al cuerpo en los gimnasios y centros deportivos nos puede hacer olvidar fácilmente que el yoga es una antigua disciplina espiritual".

El yoga no es una cultura física y los asanas aislados y como una simple técnica de flexibilidad pierden mucho de su sentido y pueden convertirse en herramientas tan solo de culto al cuerpo, el envanecimiento y la afirmación del narcisismo, creando apego en lugar de desapego, y orgullo en lugar de humildad. Aparte de que al llegar a cierta edad esos "yogas" gimnásticos y obsesionados por el cuerpo ya no tienen la menor aplicación. Pero un diamante, por mucho que se quiera empolvar, siempre reluce, y en cualquier caso al diamante no le importa que los bisuteros no lo valoren.

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