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ÁNGELA TELLO

ANGELA TELLO

COACH NUTRICIONAL
Es coach nutricional y experta en alimentos tóxicos comercializados a través de la industria alimenticia. Su estudio sobre la nutrición natural es alabado en diversas publicaciones y revistas especializadas. Colabora en cursos conferencias, así como programas de radio y televisión.

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Propósitos para el nuevo año: cómo perder peso sin perder la paciencia

218 ANGELAEl treinta y uno de diciembre muchas personas tienen por costumbre poner en una lista de deseos todos esos propósitos que anhelan cumplir durante el nuevo año. Entre ellos, uno de los más solicitados, es la promesa de perder peso, que, en la mayoría de los casos, no es la primera vez que se hace.
Entiendo que para muchos perder esos kilos de más puede llegar a convertirse en una auténtica pesadilla, debido a que el cuerpo no siempre es capaz de responder como a nosotros nos gustaría.
Dado que se acercan las navidades y con ellas los turrones y el tiempo de las reflexiones sobre nosotros mismos, os voy a indicar unas pautas para ayudaros a ver las cosas desde otra perspectiva.
Antes de nada, me gustaría aclarar que no todas las dietas funcionan de la misma manera con todo el mundo. Podemos encontrarnos con que la misma dieta en una persona produce unos resultados espectaculares, mientras que en otra persona carece de efectividad.
Nuestros cuerpos suelen responder de manera distinta frente a diferentes tipos de alimentos. Si bien es cierto que las soluciones fáciles para perder peso no existen, hay muchos pasos que se pueden seguir para desarrollar una relación más saludable con los alimentos.
¿Cuál es la mejor dieta para perder peso de manera saludable?
Algunos expertos afirman que la clave está en comer menos y hacer más ejercicio, otros dicen que el camino a seguir es comer bajo en grasas y también los hay que garantizan que si eliminas los carbohidratos ya lo tienes todo resuelto ¿Entonces, a quién deberíamos creer? La verdad es que no existe una solución única para perder peso de forma permanente y saludable que sirva para todos. Como ya he mencionado, lo que funciona en otras personas, no necesariamente tiene que funcionarte a ti. Nuestros cuerpos responden de forma distinta frente a diferentes tipos de alimentos dependiendo de factores genéticos, de la edad, del sexo y de ciertas situaciones patológicas.
Como ya he explicado en números anteriores de VerdeMente, el planteamiento de pérdida de peso debe ser diferente para cada persona. Si ya has probado con la dieta de tu amiga y no has conseguido ningún resultado quizás es porque no es la más indicada para ti.
Estrategias para perder peso
Reducir calorías
Algunos expertos opinan que lo ideal es comer menos calorías de las que se queman. Esto suena fácil, sin embargo, es más difícil de lo que parece debido a los siguientes motivos:
1. La pérdida de peso no es algo que se mantenga de forma continua en el tiempo
Cuando disminuyes la ingesta de calorías puedes reducir el peso durante las primeras semanas, pero con el paso del tiempo te estancarás. Solo si continúas bajando la cantidad de calorías podrás progresar en la pérdida de peso.
2. No todas las calorías son iguales
No es lo mismo comer cien calorías de jarabe de maíz alto en fructosa que cien calorías de brócoli; el efecto que se produce en el cuerpo es totalmente diferente. El primer caso te producirá un pico de glucosa en sangre muy elevado que acabará convirtiéndose en grasa en tu cuerpo, mientras que si te comes la misma cantidad de calorías de brócoli, el efecto será muy diferente porque no contiene fructosa y además es rico en fibra, gracias a la cual te sentirás saciado y no necesitarás comer tanto.
El truco para conseguir una pérdida de peso segura es desechar los alimentos altos en calorías que cuando los consumes no te hacen sentir lleno. Lo ideal es reemplazar estos por otros que te llenen más y no contengan tantas calorías (por ejemplo las verduras).

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La Dieta Perfecta para perder Peso Fácil y Rápido

213 angela tello

Cuando se acerca la época estival, sacar las prendas frescas del armario se convierte en un ritual que llevamos a cabo año tras año. Las sorpresas aparecen cuando nos damos cuenta que la ropa de la temporada pasada ya no nos vale. En ese instante parece ser que nos entra el “gusanillo de la angustia” y empezamos a buscar opciones rápidas para conseguir perder la mayor cantidad de peso en el menor tiempo posible. Desafortunadamente, esta actitud nos convierte en el blanco perfecto para cometer una serie errores basados en la información que hallamos en internet o en redes sociales. No siempre lo primero que encontramos o nos cuentan es lo más aconsejable para poner en marcha una dieta saludable. Me atrevería a asegurar que con el título de este artículo habré conseguido llamar la atención de más de una persona ¿no es así? De esta forma es como se suelen promocionar programas de pérdida de peso que en la mayoría de los casos no son del todo recomendables.
Existen muchos tipos de dietas, y cada una es un mundo enrevesado de desinformación que, en la mayoría de los casos, pone en peligro la salud de las personas dado que se trata de dietas desequilibradas y sin sentido. Hoy hablaré de las dietas en las se prohíbe el consumo de carbohidratos. No puedo recordar la cantidad de veces que he oído decir: “estoy haciendo dieta y me dijeron que no debo consumir carbohidratos”. Cuando escucho estas afirmaciones me pregunto por qué comer carbohidratos está desaconsejado en tratamientos de pérdida de peso teniendo en cuenta que este macronutriente es tan importante para el organismo. Creo que la respuesta se halla en el desconocimiento de las personas que lo aconsejan. Lo cierto es que muy pocas personas conocen cómo funciona el organismo y los mecanismos de respuesta ante cambios bruscos en nuestros hábitos alimentarios. Parece ser que la gente no se toma muy en serio el tema de la alimentación y desde mi punto de vista comer equilibradamente es la base para tener una buena salud y para que se produzcan verdaderos cambios. Evidentemente existe una realidad que no es como algunos “expertos” o famosos de moda la cuentan. El cuerpo y su funcionamiento son algo serio y cuando nos planteamos perder peso no es tan fácil porque entran en juego una serie de factores individuales que debemos valorar para no fracasar a la hora de poner en marcha una dieta.
Puede ser que perder peso se convierta en una misión algo complicada para algunas personas teniendo en cuenta que la edad, los hábitos de vida y la genética son factores determinantes. Existen muchos casos de mujeres y hombres que se plantean adelgazar, empiezan una dieta y se dan cuenta que no consiguen sus objetivos a pesar de la poca cantidad de comida que ingieren. Según esto, es importante saber que a partir de los cuarenta y cinco años perder esos “kilitos” de más no es tan fácil como lo es para una persona de treinta debido que nuestro metabolismo se va ralentizando con la edad. En este sentido mi primer consejo es: si estas con sobrepeso u obesidad y tienes treinta años plantéate empezar a perder peso desde ya porque cuanto más mayor te hagas menor probabilidad de perder peso tendrás. Por otro lado, también debemos considerar que con sobrepeso u obesidad se disparan las probabilidades de desarrollar otras enfermedades como diabetes, hipertensión, hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia, etc.
Dicho esto, la gran pregunta es: ¿debo dejar de consumir carbohidratos? La respuesta es un no rotundo. El cuerpo los necesita porque existen células que únicamente se alimentan de ese macronutriente. Es el caso de algunos tipos de células como los glóbulos rojos que sólo son capaces de utilizar dicho combustible. Así mismo las células de la córnea, el cristalino y la retina son células exclusivamente glucolíticas. Por otro lado, hay que saber que el cerebro también es dependiente del suministro continuo de glucosa y que aunque es capaz de consumir otro tipo de fuentes energéticas como son los cuerpos cetónicos, esto, sólo es aceptable en determinadas situaciones como el ayuno prolongado. Si por el contrario la producción de cuerpos cetónicos resulta excesiva, como puede ocurrir con las dietas sin carbohidratos o hipocalóricas, se producirán varias descompensaciones como por ejemplo la acidosis metabólica. Debe quedar claro que una dieta que no contenga hidratos de carbono estimula la formación de cuerpos cetónicos e incrementa la pérdida de masa muscular.

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La carne procesada y el cáncer. ¿Que es lo que produce cáncer?

196 ANGELAHaciendo eco del informe que ha emitido la OMS donde se dice que el consumo de carne procesada y carnes rojas es cancerígeno vamos a despejar algunas dudas. Lo importante de estos hallazgos es contar el porqué de las cosas ya que lanzar una información sin explicar los motivos nos deja aún más perdidos de lo que estábamos. En dicho informe se plantea la alerta en dos grupos de alimentos:

  • Grupo I

Alimentos cancerígenos: la carne que se ha transformado a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, embutidos u otros procesos para mejorar el sabor y la conservación (chorizo, lomo embuchado, jamón, salchichas, fiambres, etc)

  • Grupos 2

Alimentos probablemente cancerígenos: carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo y carne de cabra.
La noticia dice que consumir estas carnes puede provocar el desarrollo de cáncer colorrectal, cáncer de estómago, cáncer de páncreas y cáncer de próstata. En este sentido falta aclarar que el mero hecho de comer carne no es cancerígeno, sin embargo lo que realmente resulta ser peligroso son los aditivos y conservantes que se les añaden a esos productos cárnicos para que no se pudran y además tengan un sabor, color y olor en particular. Por otro lado, las carnes rojas que se encuentran en el grupo 2 (probablemente cancerígenas), no son quienes producen cáncer, más bien hace falta aclarar que la forma de cocción es lo verdaderamente problemático.
Para elaborar las carnes curadas existen muchos métodos de conservación: el ahumado, la salazón, añadir sales de nitratos o nitritos, sazonado, etc. Esto se hace con el objeto de evitar la putrefacción por la presencia de bacterias. En el caso de los productos cárnicos que contienen sales de nitratos o nitritos (salchichas, chorizos, lomo embuchado, fiambres, carnes molidas sazonadas, etc.), una vez que estas sustancias entran en nuestro aparato digestivo se unen con otros compuestos procedentes de la misma carne ingerida (aminas) y se forman unas sustancias potencialmente cancerígenas llamadas nitrosaminas. En cuanto a las carnes ahumadas (beicon, tocineta, chuletones ahumados, costilla de cerdo ahumadas, chorizo ahumado, etc.) durante el proceso de ahumado, la combustión descontrolada de las maderas produce la formación de  hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs) que se impregnan en las carnes y que son altamente cancerígenos.
¿Y qué sucede con las carnes rojas? En este aspecto con lo que se debe tener mucho cuidado en con la temperatura de cocción para freír, asar, horno y parrilla ya que el descontrol en las temperaturas es lo que produce la formación de hidrocarburos aromáticas heterocíclicas e hidrocarburos aromáticos policíclicos que son potencialmente cancerígenos. Estos compuestos se forman cuando las proteínas de la carne entran en contacto con el fuego. Por este motivo lo recomendable es preparar estos productos vuelta y vuelta sin esperar a que aparezca ningún tipo de costra oscura o marrón oscura.

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